Un disco que le puede gustar a los fans del Pop, o del Metal, o de las Rancheras.
Poppy es una chica que ha experimentado de todo en su carrera musical, desde Metal, hasta pasar por el Pop más fresón. Sin duda, lo que más ha llamado de Poppy es la imagen que genera alrededor de su producto musical.
Para esta nueva entrega de un disco, ha decidido irse por el lado de la electrónica, pero no esa que se escucha en los grandes clubs, más bien es una mezcla oscura y profunda que junto con su “angelical” voz, crean una atmósfera difícil de quitarle el oído de encima.
Tras su Flux del 2021 y del EP Stagger, del año pasado, todo apuntaba a que el siguiente disco sería una bomba sonora más cerca del Punk. Pero Poppy ha sido inteligente y se ha zafado de las etiquetas, no pertenece a ningún lugar y por lo mismo, nadie se enoja si hace otra cosa.
Lo que es un hecho, es que este tipo de oscura electrónica le sientan bastante bien, tal vez, y debido al tono de su voz, es justo en este paraje donde Poppy debería permanecer y ser una punta de lanza.
Se califica del 1 al 5