La icónica banda de Estocolmo le da cierre a su trilogía de una forma más que certera.
Therion, de la mano de Christofer Johnsson, nos traen la tercera entrega esotérica metaloide que precede a los “Leviathan” (2021) y “Leviathan II” (2022).
Esta nueva placa llena de voces y momentos operísticos es una normal continuación del más reciente trabajo de la banda en el que no se percibe algún cambio palpable, pero que termina siendo la mejor entrega de la trilogía.
Aunque por momentos parece que estamos escuchando una obra musical de Cristal y Acero, pues los desvíos progresivos de la esencia de la banda, que los lleva a un estilo teatral, no han sido del todo bien aceptados por los fans de las etapas más poderosas de la agrupación.
No es un secreto que Therion ha tocado todas las esquinas del Metal, la mayoría de las veces sin quemarse las manos, sin embargo, existen momentos en la historia de la banda en los que se han adentrado tanto en los reinos neoclásicos que sus instintos de Metal se les han escapado.
Con esta tercera parte de su Leviathan, han logrado poner todos los huevos en una canasta, en donde escuchamos esos conceptos suntuosos conviviendo con el Metal que los ha caracterizado.
Cuando escuchamos rolas como “Ruler Of Tamag” y “An Unsung Lament” que son innegablemente extravagantes, pero sus estructuras laberínticas y oleadas de acrobacias vocales están respaldadas por un Metal progresivo terrenal y con tintes épicos.
Pero el sonido teatral abunda por todo el disco, y en realidad, a mi gusto y por todo lo que hemos escuchado de la banda, no es tan agradable.
Tal vez uno esperaría volver a escuchar cosas como “To Mega Therion” , “The Rise of Sodom and Gomorrah” o incluso “Gothic Kabbalah”, que tienen sus tintes operísticos pero que no caen en la teatralidad. Vamos, Therion ya no camina por los parajes del Secret Of The Runes (2001), Lemuria (2004) y Sirius B (2004).
Y bueno, así es el concepto, así es la mente de Johnsson, que se ha dirigido hacia este camino suntuoso, que a mi gusto, más que ser una evolución, lo siento más como otra línea musical más de la que se agarra la banda, como si estuviese tejiendo una telaraña para atrapar a todo el que pase descuidado por ahí.
Lo que no se puede negar es la química que existe entre Lori Lewis y Thomas Vikström que nos dan temas como “Ayahuasca”, mostrando esos rangos vocales tan dinámicos que es de las grandes aportaciones sonoras del disco.
Rolas como “Maleficium” son las que nos hacen respirar tranquilos con esa poderosa entrega entre riffs bien ejecutados y una batería ansiosa pero certera.
“Baccanale” también rockea delicioso con esos riffs entrecortados y un doble bombo incesante, pero que alimentan a unos coros teatrales tibios, que desmerecen la música.
De pronto te encuentras con rolas “Duende”, con una guitarra acústica muy gitana y una voz “cantaora” que parece que se coló una rola de otro lado, pero que pronto rasgan las guitarras eléctricas para ser acompañadas de trompetas y un ritmo que más bien parece una copla.
El disco cierra poderosamente con “Nummo” y con “Twilight of the Gods” de una manera más cercana a lo que nuestros oídos y deseos esperan de Therion.
No es que sea un mal disco, pero tampoco está cerca de sus mejores trabajo, y sin embargo, es de lo mejor que les hemos escuchados en los últimos años.
Se califica del 1 al 5
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Fecha de lanzamiento
Dic 15, 2023
Duración
52 min
Género
Metal Sinfónico
Disquera
Napalm Records