Los de Nueva York son de esos casos en los que no le mueven a su fórmula y entregan un sonido sólido y reconocible.
Prong no juega a ver qué pasa si le mueven a su música, los metaleros industriales son claros con lo que tienen y constantes con lo que ofrecen.
Pero tampoco es que aburran con el mismo sonido, si revisamos su discografía, vemos claramente la evolución de su propia propuesta, vamos, este nuevo State of Emergency no es igual al Beg To Differ (1990) o al Cleansing (1994).
Siempre han sido una banda cuya música golpea fuerte y va directo al grano como un puñetazo en la cara. Su sonido metaloide siempre cargado de groove, con influencias del hardcore, punk e industrial, mezcladas para establecer a Prong como una banda que siempre cumple con sus propias condiciones.
Después de una pausa de seis años, regresan con su decimotercer álbum y suenan igual de encabronados como cuando emergieron por primera vez del underground del Lower East Side de la ciudad de Nueva York.
Al no cambiar mucho las cosas, desde que escuchas “The Descent”, te golpea la reconocible voz de Tommy Victor, así como los sonidos oxidados de las cuerdas después de una batería feroz.
Los sonidos también se han protegido de manera impecable, pues Steve Evetts, ha estado a cargo de la producción de sus discos desde los comienzos de la banda, por lo que eso también refleja una continuidad sonora pocas veces perceptible en otras bandas.
“State of Emergency” una gran rola, de esas impecables que suele ofrecer la banda, tan áspera como la piel de tu abuelita pero tan hipnótica y suculenta como las fotos de Riae; lenta pero violenta, directa pero complicada.
En “Breaking Point” lo que enamora son las guitarritas que hacen “wiiiiiu…. wiiiiiu”, es como un mantra metalero que te eleva y hace que te dé vuelta la cabeza cada vez que lo escuchas. Es una rola que recuerda mucho a la época del Cleansing.
“Non-Existence” baja un poco las revoluciones, es una canción de punk rock melódico directo, aunque impulsada por el poder sin complejos de los riffs de Victor.
Lo mismo pasa con”Light Turns Black”, a pesar de no ser tan rápida (hasta el final), es una ráfaga de hardcore completamente oscurecido, los riffs caminan sin detenerse y la batería martilla tu cabeza con toda sus fuerzas.
“Who Told Me” huele deliciosamente al óxido de Beg To Differ, sonidos industriales, barras de metal chocando entre sí, es como una palpitación demoniaca que va llenando de sangre envenenada tu cerebro.
De las “diferencias” del disco, nos encontramos con “Obeisance”, una rola más tirada al pust-punk pero de ese poderoso (nada de cosas rusas), es intimidante casi toda la rola, es como si te estuviera provocando para irse a los golpes.
“Disconnected” es otras de las rolas que se aleja del óxido para ofrecer un “brillante” golpe, es como la rola “fresa” del disco, de esas con las que mueves la cabeza de lado a lado, en vez de arriba hacia abajo.
Pero llega “Compliant” a componer la nota y a ofrecernos una rola psicodélica y atmosférica que te va llevando de a poco a un escenario oscuro en el que no esperabas estar.
“Regresamos a donde pertenecemos”, así grita Victor en “Back (NYC)”, una poderosa muestra de Thrash industrial con un solo de guitarra que es como alambre alrededor de tu cuello.
Y el disco termina con un cover de Rush, “Working Man”, que hace que la versión original parezca una niña con coletas comiéndose una paleta de mil colores (y eso que la versión de Rush es muy profunda y poderosa). Empieza “tranquila” pero antes de la mitad la banda muestra los dientes y ofrece un portento musical, un cover excepcional.
Y así termina un disco que nos muestra que Prong es una de las bandas más estables y mejor cuidadas del metal. No hay quien no se rinda a sus pies.
Se califica del 1 al 5
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Fecha de lanzamiento
Oct 06, 2023
Duración
41:49
Género
Metal Industrial
Disquera
Steamhammer